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miércoles, 5 de octubre de 2011

NANNI DE ANGELIS. HACE TREINTA Y UN AÑOS



“Fascista se suicida en la cárcel. Estaba implicado en el homicidio Serpico”. La nota de prensa aparecida el 6 de octubre de 1980 en el Corriere de la Sera no dice nada, pero en cualquier caso, lo dice todo. Es una pequeña noticia, una noticia breve, que se explica por si misma: el hecho no es importante. Segundo elemento: el chico fallecido no es una persona, es “un fascista”. Tercer punto: ha muerto por suicidio. Ni un acento de duda o perplejidad. Finalmente: “el fascista estaba implicado en el homicidio Serpico”. O sea, no tenía un pelo de santo. Así, hace treinta y un años el principal periódico italiano liquidaba la muerte de Nazareno De Angelis, llamado Nanni, que salió cadáver de una celda en la que había sido reducido con la acusación (infundada) de haber asesinado a un agente. Tenía 22 años.

Artículo aparecido hoy en Secolo d’Italia

En efecto, tal como denuncia el diario italiano Secolo d’Italia, Nanni De Angelis fue acusado de matar a un agente. Se demostró que no tenía nada que ver. También se le acusó después de su muerte de participar en el atentado de Bolonia. Se demostró con un video, que el día del atentado estaba jugando un partido de rugby en Roma junto a otro de los supuestos implicados. Se dijo que había participado en la pelea en la que murió el joven antifascista Verbano. Los propios padres del fallecido lo exculparon.
Nanni, destacado militante y dirigente de Terza Posizione en la Roma de los años de plomo, era un joven rebelde y comprometido. Deportista, generoso, fiel a los suyos, combatiente por las ideas en las que creía por las que sin dudarlo estaba dispuesto a sacrificarlo todo . Vivía. Estos eran los únicos “delitos” que el sistema encontró y por los que le hicieron pagar desmesuradamente.
Y este es el único hecho claro de aquel fatídico 5 de octubre de 1980. Nanni fue detenido y brutalmente golpeado por la policía acusado de  un crimen que no había cometido. Ingresó en una celda en condiciones terribles y gravemente herido y de allí nunca salió con vida. 31 años después los hechos aún no han sido aclarados. No era una persona, era un fascista, algo muy grave para ciertos sectores de la Italia de los setenta.
Vivía de verdad. Y no se lo perdonaron. Pero hoy sigue vivo entre miles de europeos que  recuerdan su sacrificio. Y contra eso no pueden hacer nada.