Ha vuelto a pasar. De nuevo se ha producido un intento de llegada masiva de inmigrantes africanos hacia tierras europeas en patera, y de nuevo la embarcación ha naufragado. El resultado, alrededor de 200 personas entre las que había hombres, mujeres y niños, en su mayoría inmigrantes africanos procedentes de Libia.Trataban, como otroas miles de personas de conseguir un hueco en los indignos y hacinados campamentos de Lampedusa a la espera de poder extenderse y buscar mejores oportunidades en unos países desmoralizados, cansados y agotados. Unos hechos terribles que se suceden continuamente desde la década de los ochenta. Las consecuencias de un criminal experimento llevado a cabo por los oscuros amos del mundo. Hace unos años se hicieron públicas las cifras de inmigrantes ahogados en aguas del estrecho: unas 18.000. Una vergüenza. Y muchas responsabilidades. Responsabilidad interesada de los poderes mundialistas que crean guerras de intereses, y que mantienen condiciones esclavistas e inhumanas en los países del tercer mundo propiciando con ello el trasvase interesado de millones de personas a los países europeos, mientras adoctrinan a la población para integrarse en un mestizaje que destruya las diferencias humanas en beneficio de un “ciudadano-cliente-consumidor gris y único”, sin entrar a valorar el desatre demográfico y social que supone la inmigración para Europa. Responsabilidad de los gobiernos-títeres e ineficaces de los países de origen de los inmigrantes. Responsabilidad cobarde de las mafias y oligarquías nacionales. Responsabilidad patética y traidora de los Estados serviles de la Unión Europea y de los gobiernos dirigidos por el capitalismo internacional que se empeñan en acoger toda una invasión migratoria en perjuicio de la identidad y derechos de la población autóctona. Responsabilidad infame de los empresarios sin escrúpulos que emplean a estos inmigrantes como mano de obra barata. Responsabilidad traidora de las asociaciones y partidos pro-inmigracionistas. Y responsabilidad inconsciente de los europeos que sencillamente no hacen nada más que quejarse. Se trata de un doble holocausto silenciado. Acabar con las identidades, la de los que vienen y la de los que los acojen. Por el camino quedan economías rotas, pueblos enfermos y desmotivados, un futuro incierto, dramas personales y miles de muertos en un intento de acceder a una falsa “mejor situación”.
Ellos, los responsables de esta situación son los racistas y los xenófobos. Los interesados enemigos de los pueblos. Y los Estados dirigidos por partidos vendidos sus mejores cómplices. Responsables además de no ser Estado, de no saber servir a los intereses de sus pueblos, y de no saber dirigir sus acciones políticas a contribuir en la mejora de las condiciones sociales y políticas de los países pobres y a posicionarse contra ilegítimas guerras impuestas por los poderes internacionales, en lugar de extender el problema por todo el mundo contribuyendo con ello a asesinar el arraigo, las tradiciones y las formas de vida más naturales de los pueblos.
No hay que buscar la vía fácil del rechazo sin más. No hay que encontrar en los inmigrantes a chivos expiatorios. Los inmigrantes no son los únicos culpables, ellos son también víctimas. No basta con temer, rechazar o preocuparse por la inmigración. Es necesaria parar la inmigración, es necesario hacer valer los derechos de los pueblos autóctonos europeos y reaccionar ante la invasión. Pero sobre todo hace falta señalar al origen del problema. Señalar al enemigo que crea esta situación: el capitalismo internacional y la oligarquía financiera, principales beneficiarios de la misma, y sus cómplices sociales y políticos con sus asociaciones y fundaciones así como los partidos del arco parlamentario, desde la derecha a la izquierda. Señalarlo y combatirlo. En todos los campos.
Como dice Casa Pound, “la inmigración masiva es un cuchillo que corta a ambos lados, que desarraiga y humilla tanto al huésped como al anfitrión. Pero reconocer todo esto actuando en consecuencia por una política de preferencia nacional y de inspiración identitaria, no significa ser xenófobo. Significa reconocer un dato elemental de la política: el Estado, si es tal, no debe nunca olvidarse de sus propios hijos.”
No es racismo. Es Identidad.