Resultados de las elecciones generales al Congreso de los diputados. Nada que nos sorprenda demasiado y un buen momento para la lucha identitaria. Holgada mayoría absoluta del Partido Popular que podrá acometer tranquilamente las reformas, recortes y privatizaciones dictadas por los “mercados”-o sea, por la especulación financiera y la usura- con la “legitimidad” que le han dado sus votantes y sin renunciar a sus líneas políticas ni apartarse mucho de un programa y declaraciones electorales ambiguas. Descenso importante del PSOE , que, no nos equivoquemos, continúa siendo junto al ganador el principal partido político español y única alternativa de gobierno a una distancia de casi 100 diputados del siguiente mejor colocado, CIU, un partido, por otra parte, muy similar e idéntico en la esencia a los dos anteriores y que ya ha empezado hace tiempo con las traidoras políticas de recortes sociales y pérdida de soberanía que se avecinan, pero que paradójicamente ha recibido una buena inyección de apoyos populares en Cataluña. Completa el panorama una nada sorprendente recuperación de votos y escaños por parte de Izquierda Unida que ha recogido los votos de un importante sector de electores-todavía empecinados en un interesadamente falso enfrentamiento derecha-izquierda- desencantados con el gobierno socialista y un esperado ascenso electoral del nacionalismo independentista en Euskalherria, principal beneficiario de las torpezas del Estado central y del protagonismo de ETA con su público cese definitivo de la actividad armada. Con respecto a los llamados partidos minoritarios tampoco hemos tenido grandes sorpresas. Sin obviar, claro, el incomprensible-solo si no tenemos en cuenta el amplio apoyo mediático que ha recibido, en el que ha tenido un importante protagonismo el diario de Pedro J.- hecho de que un partido mundialista claramente pro-sistema en el que las principales caras son una exsocialista jacobina y pro-liberal, un profesor-poeta pro-americano y admirador de Obama, y un actor de segunda que se presenta a sus electores a ritmo de rap, haya conseguido colocarse en el Congreso como “partido protesta” con cinco diputados. Y en este caso, quizás si debería sorprendernos que un partido pro-inmigración y neoliberal, que no se pronuncia en cuestiones tan importantes como las privatizaciones y recortes sociales, la OTAN, la colaboración de nuestro país en conflictos armados que no nos interesan, que defiende el copago sanitario o la liberalización de horarios comerciales, que se coloca como abanderada contra las identidades diferenciadas en España, que en cuestiones culturales y sociales se aproxima al progresismo mundialista y en lo económico al neoliberalismo, y que por lo tanto recoge a nuestro juicio lo peor del PSOE y del PP. Sin embargo ahí queda ese millón de votos “rebeldes” que le han dejado a las puertas de tener grupo parlamentario propio y que le colocan en una inmejorable posición para convertirse en futuro tercer partido y beneficiario del voto “protesta”-tiene narices la cosa- en la mayoría de España.
Este panorama electoral junto al estancamiento de los demás partidos nacionalistas (PNV, ERC, BNG,CC etc), que se han quedado más o menos igual que en anteriores comicios y al que solo habría que añadir la entrada por primera vez de los nacionalistas valencianos con 1 escaño, nos da una idea bastante clara de la conclusión de estas elecciones: A pesar de la terrible situación de pérdida de identidad, soberanía y seguridad que sufrimos los españoles, a pesar del endeudamiento, de la especulación, las estafas bancarias, la corrupción, el derroche y la irresponsabilidad criminal de los políticos de los partidos con representación parlamentaria, vuelven a ganar y a estar representados los mismos de siempre. Vuelve a triunfar un bipartidismo fuerte y perfectamente asentado en este país en un proceso electoral perfectamente diseñado y preparado, y, por supuesto, sigue sin existir ninguna oposición real y efectiva a unas políticas suicidas que en el próximo ciclo pueden llegar a una irreversible fase de terribles consecuencias.
Pocas formaciones identitarias o anti-inmigración se han presentado en esta ocasión a unas elecciones condenadas de antemano. Solo tres formaciones pudieron conseguir los avales necesarios: Plataforma per Catalunya en las cuatro demarcaciones catalanas, Democracia Nacional en seis provincias sin resultados mencionables y el partido anti-inmigración España 2000 en Castellón y Valencia, sin resultados destacables aunque con un significativo 1,24% en Castellón avalado por 3.685 votos y la superación del 2.5% en Burriana. De ellos, únicamente Plataforma per Catalunya tenía posibilidades reales de conseguir representación parlamentaria.
Plataforma per Catalunya, cuyos militantes y voluntarios han llevado a cabo una magnífica y sacrificada campaña electoral en su debut a unas elecciones generales, pero que también ha tenido que padecer agresiones y amenazas de muerte hacia tres de sus concejalas y que ha sido el único partido político al que se le ha dedicado una contracampaña bastante activa que pedía el no-voto, no ha podido superar un cerco mediático que le ha sido, como cabía esperar, muy contrario y se ha quedado, en virtud a la ley d’hont, a escasamente un punto de poder conseguir diputado por Barcelona, circunscripción en la que ha quedado firmemente consolidada al conseguir 52.985 votos y un 2.02% con un global de . Mataró y Sant Boi de Llobregat, ambas con un 4.36%, Sant Adrià de Bessós con un 3.75% y L’Hospitalet de Llobregat, una de las ciudades más pobladas de España, donde ha llegado al 3.72%, superando a ERC, son los puntales del apoyo identitario en estas elecciones, junto a muchas otras poblaciones catalanas donde se ha conseguido rondar y superar ese 3% que globalmente hubiera llevado al Congreso un diputado de Plataforma per Catalunya por la circunscripción de Barcelona. En las demás circunscripciones catalanas el apoyo ha sido menor destacando algunas poblaciones como Salt donde se ha alcanzado el 3.65% lo que da una idea significativa del trabajo que los concejales y las delegaciones locales de PxC ampliamente representados en más de sesenta municipios catalanes han realizado para ratificar el apoyo popular conseguido en las anteriores y recientes elecciones donde el ascenso identitario ha sido espectacular y sin precedentes.
Espectacular y muy significativo, aunque por el momento insuficiente. Sin embargo la horquilla de 60.000 a 75.000 votos que Plataforma per Catalunya ha recibido en las tres confrontaciones electorales a las que se ha presentado con pocos medios y en medio de un cerco mediático impresionante en los últimos doce meses son un importante punto de partida para la futura conquista de espacios de poder por parte de esta formación que deberá continuar su proceso de superación, como también un referente para el movimiento identitario español en su conjunto.
Una buena situación, en un momento clave y en un sector preciso con muchos frentes que cubrir, en el que la necesaria preparación y renovación ideológica, la movilización y compromiso de la militancia, el trabajo serio, las estrategias inteligentes y la superación de las posturas negativas y paralizantes podrían llevar a la consecución de importantes logros políticos en los años venideros, y no solo en el campo de la política de partido. Unos logros que por otra parte, vista cual es la situación parlamentaria y política en este país y la dirección a la que van las políticas económicas, sociales y migratorias europeas, son más que necesarios. Es tiempo de que oigan todo lo que tenemos que decir, de superar la desorientación y el victimismo, de marcar caminos y seguirlos, de luchar decididamente y sin concesiones por lo que queremos. De entusiasmos y no de lamentos. El tiempo de la voluntad. Cojamos lo que es nuestro.