Bolléne, una villa, una identidad. Este es el lema que ha escogido el ayuntamiento de Bollène. Nada extraño para cualquier ayuntamiento que quiera promocionar la belleza y personalidad de su población. Menos extraño todavía si tenemos en cuenta que la población de esta bella localidad turísitica del sur de Francia ha votado en los últimos años a las candidaturas identitarias de forma masiva. Por ello el ayuntamiento de Bollène, en manos de Marie-Claude Bompard, antigua militante del Front National y hoy en la Ligue du Sud, partido identitario dirigido por su marido, el diputado y alcalde de Orange, Jean Claude Bompard, ha trabajado siempre desde las instituciones por la salvaguardia de las peculiaridades locales, la identidad y la seguridad de sus habitantes autóctonos, que han respondido justamente, votándole en las elecciones locales en las que hizo de la identidad y la eficacia su bandera electoral.
Lo cierto, es que el cartel de promoción de la villa, en el que aparece una joven francesa junto a una imagen de la localidad no ha gustado a la izquierda francesa y la han calificado de "fraude ilustrado". Al parecer, la chica francesa es demasiado europea, demasiado blanca y demasiado rubia. Según el PCF-Front de Gauche, con esta imagen los descendientes de los inmigrantes africanos puden sentirse excluídos y discriminados por ello así que lo consideran un insulto. Una buena muestra de la intolerancia y de la defensa de lo politicamente establecido frente a una realidad, la de la identidad francesa de Bollène. Nada fuera de lo normal si tenemos en cuenta que el ayuntamiento de Bompard ha defendido siempre a los franceses de casa frente a las agresiones y disturbios protagonizados por minorías no francesas defendidas precisamente por el Frente de Izquierdas, el mismo partido que perdió el duelo contra Marine Le Pen en uno de sus antiguos feudos obreros. Y nada que nos extrañe de parte de las tácticas de la izquierda europea que defienden los intereses de los inmigrantes sobre los de los trabajadores europeos, como buenas comparsas del capitalismo mundialista. Solo hay que dar un vistazo al stand que el Front de Gauche puso estos días en la feria de Lille, presidido por una enorme bandera argelina.
Así les va. Los obreros autóctonos franceses votaron mayoritariamente al Front National y al resto de candidaturas identitarias siendo cada vez más conscientes de que la derecha como la izquierda defienden a los mismos amos y los mismos objetivos, la suplantación del autóctono y la esclavización del obrero. Mejor así, las posiciones se aclaran.
