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jueves, 27 de septiembre de 2012

ELEGANTE Y SONRIENTE HASTA EL CADALSO Y MÁS ALLÁ

 
 
 
“Más allá de todo, en el fascismo, existe un sentimiento sobre el mundo, un cierto estilo de vida, un enfoque particular de la existencia. En el fascismo, hay, antes que política, una dimensión estética, simbólica y existencial; un cierto saber hacer aristocrático consagrado al pueblo, que se decanta por el espíritu cultivando su cuerpo, que aclama triunfalmente a la muerte viviendo plenamente su vida, que experimenta la libertad en el seno de la comunidad. Ser fascista, es algo casi indefinible, un quid, una mezcla de activismo, de juventud, de combatividad, de misticismo. Ser fascista, es saber tener un paso sobrio y relajado, trágico y solar, es poseer una voluntad de grandeza, de potencia, de belleza, de eternidad, de universalidad. Es adherirse a una lógica de fraternidad, de camaradería, de comunidad. Ser fascista es ser consciente de un destino y desear desvergonzadamente enfrentarse con él, tener la capacidad de vivir plenamente en el grupo, en el equipo, en el clan y de saber elevar este lazo al nivel de la nación y al nivel del imperio. Ser fascista, es tener 17 años para toda la vida. Se trata de superarse, de darse forma a si mismo y al mundo. Ser fascista es disfrutar de los moralistas escandalizados, de blanqueados sepulcros, y viejos peluquines. Es cultivar la radicalidad en el pragmatismo, sentir asco por a decadencia y la pequeñez de espíritu sabiendo vivir en su tiempo, merendarse a la modernidad extrayendo el entusiasmo fáustico por la modernidad. Ser fascista es tener por compañeros, más allá de complicaciones cerebrales, al fuego, al mármol, a la sangre, a la tierra, al sudor y al hierro. Es conseguir hacer vibrar sus cuerdas interiores sobre la frecuencia más humilde a la vez que se reúsa de la adulación, de la indulgencia, de la demagogia y de la prostitución intelectual. ¡Sólo sentimos nostalgia por el futuro! El fascismo es fundar ciudades, sanear tierras, llevar un proyecto de civilización. Es concebir la existencia como una lucha y una conquista, sin resentimientos. Es regalarse a sus camaradas, a su nación, a su ideal, justo hasta el sacrificio extremo. Sí, ser fascista es todo esto, y además, con un estilo, con una idea de la estética, con un gusto por el decoro. Es ser elegante y sonriente hasta el cadalso y más allá.”
Texto: Adriano Scianca.
Traducción: PintanBastos!