Un sindicato europeo se posiciona contra la deslocalización. Llama la atención que los principales sindicatos europeos minimicen esta problemática que afecta grave y crecientemente a grandes contingentes de trabajadores de toda Europa y a lo sumo se intenten matizar su imagen colaboracionistas haciendo como que buscan alternativas para paliar las consecuncias de tan criminal proceso. En el caso de España, donde la deslocalización empresarial está a la orden del día, el caso es más sangrante al observarse que durante el gobierno del PSOE, partido afín al principal sindicato español, la UGT, los casos de deslocalización se han multiplicado en los últimos años.
En Italia, el sindicato UGL (Unione Generale del Lavoro), tercer sindicato en número de afiliados de este país, nacido directamente de la CISNAL (sindicato del antiguo MSI), próximo a algunos sectores del PDL en el gobierno, ha emitido un manifiesto contra el proceso de deslocalización., una campaña que se une a las iniciativas militantes de diversos grupos entre los que destaca Casa Pound. "La deslocalización, es un fenómeno económico y social preocupante para nuestra ocupación. Así pues, la clase política y empresarial, con la contribución de las fuerzas sociales deberán necesariamente tomar soluciones en tiempo breve" indica Stefano Conti, secretario nacional de UGL Telecomunicaciones. "Como ejemplo, los call-center en el exterior, además de causar frecuentes casos de dumping empresarial, provoca directa e indirectamente la pérdida de miles de puestos de trabajo, sobretodo en el sur. Afectando principalmente a los trabajadores más jóvenes, provocando en estos últimos que no tengan posibilidades de casarse o crear una familia, y por lo tanto tener hijos". "Al final el daño es total al no ser sostenidas empresas sanas y crear nuevas desocupaciones, queda debilitado irremediablemente todo el tejido social italiano", todo ello añade, recordando que en la mayoría de los países a los que se van las empresas europeas "los derechos sociales de los trabajadores o son mínimos o ni siquiera existen". Debido a ello la UGL ha iniciado una masiva campaña para denunciar el fenómeno de la deslocalización y para reclamar la atención de los órganos de información y de las instituciones sobre este grave problema.
En España, pocos meses despues de la llegada al poder del PSOE se inició precisamente el proceso de deslocalización de los call-center, la mayoría de Telefónica, los cuales fueron desmontados y llevados a países de sudamérica donde los trabajadores realizan con una gestión mucho menos eficiente y en horarios incompatibles con nuestro país, las funciones que hace diez años daban trabajo a decenas de millares de jóvenes españoles, pero eso sí a los que se les paga con menos de la mitad del salario que en España cobraba un teleoperador. Esta es la razón por la que los españoles tenemos largas discusiones con teleoperadores extranjeros "baratos" a los que es difícil explicarles situaciones que facilmente comprendería un español, pero pagando por el servicio y las llamadas según tarifas europeas. Es de destacar que cuando la compañía Telefónica de España inició este proceso, ni los partidos políticos, ni los sindicatos españoles dieron el más mínimo apoyo a los miles de trabajadores que se quedaron sin trabajo. Un trabajo que ayudaba a la inserción en el mercado laboral de muchos jóvenes que hoy se encuentran sin salida laboral alguna, y que daba un servicio cercano a los clientes de telefonía, en el que no lo olvidemos se tiene acceso a importantes datos privados que hoy circulan por países sudamericanos.
Un caso más de un proceso traidor y destructivo cuyas consecuencias, que ya vivimos, son la destrucción de nuestro tejido social y un mayor recorte de salarios y derechos sociales. Un proceso que afecta gravemente a toda Europa y contra el cual es necesaria una respuesta activa e inmediata.
Celebramos la iniciativa del sindicato UGL, a la espera que en nuestro país surjan nuevas iniciativas sindicales de defensa de los intereses de los trabajadores autóctonos frente a la inercia, la desidia y la traición de los sindicatos mayoritarios de nuestro país.