Hemos querido dedicar este artículo a establecer las presiones necesarias sobre la inmigración y la islamización para evitar manipulaciones y señalar las estrategias necesarias para el movimiento identitario europeo.
Inmigración e islamización
Para Guillaume Faye la inmigración es: «Llegada de poblaciones extranjeras a un territorio con el riesgo de sumergir a los pueblos autóctonos… La inmigración de pueblos extra-europeos a Europa constituye hoy en día una verdadera colonización de poblamiento. La palabra inmigración debe ser considerada como insuficiente, y ser reemplazada sistemáticamente por la de colonización (…) En el combate político e ideológico, no hay que utilizar las palabras del adversario, sino imponer nuestros propios conceptos, No estamos acogiendo “inmigrantes” estamos siendo colonizados por poblaciones extranjeras».
En definitiva la inmigración es el proceso de llegada masiva de millones de personas desde los más diversos orígenes a Europa. Su número y su capacidad provocarán una sustitución antropológica en Europa, de tal modo que los nativos europeos pasaremos a ser minoría en una Europa mestiza poblada mayoritariamente por árabes, asiáticos, subsaharianos o amerindios. Este conjunto de los inmigrantes no se definen por un criterio religioso: los hay católicos, musulmanes, animistas, confucionistas.
Un fenómeno de la intensidad de la inmigración-colonización por parte de masas inmigrantes del Tercer Mundo tiene efectos múltiples sobre toda la sociedad europea: desde lo económico hasta lo religioso, desde lo social hasta lo sociológico, seguramente el más llamativo –pero no el único- es la multitudinaria presencia de musulmanes, la construcción de mezquitas, la aplicación de la sharia, las ablaciones de clítoris, las mujeres tapadas con velos, los menús halal en nuestros colegios, la violencia musulmana, todo esto constituye lo que se ha venido a llamar la islamización de Europa, que no es el problema en sí, sino que son manifestaciones puntuales del fenómeno principal: la inmigración masiva de personas del Tercer Mundo hacia Europa. La islamización también es en el fondo un problema étnico: Europa no se islamiza porque decenas de miles de europeos abracen la fe islámica, sino porque llegan millones de inmigrantes afro-asiáticos que quieren imponen su religión y sus costumbres
¿Quiénes son los culpables?
Las causas y los culpables son varios, enumeramos a los principales con nombre y apellidos.
-La globalización, cuyo objetivo último es la creación de un único mercado planetario, lo que implica la erradicación de cualquier noción de identidad y arraigo y la predisposición a abandonar la propia tierra en busca del «bienestar y los beneficios del mercado». La inmigración es consustancial a la globalización.
-La pseudo-intelectualidad liberal-progresista y mundialista. Esta contra-elite creadora de opinión a modo de dogmas, lanzó desde los años 70 la idea de que «el hombre europeo era culpable», culpable de todos los males del mundo habidos en el pasado y en el presente, este «complejo de culpabilidad» ha dejado a la opinión pública europea sin argumentos para oponerse a la inmigración.
-La clase política europea. Preocupados por sus propios intereses y ajenos a los del pueblo, convertidos en una casta endogámica con una perspectiva no mayor que los cuatro años que dura cada legislatura, la clase política es la responsable de haber abierto las puertas de Europa al tsunami migratorio, una traición sin precedentes Historia.
-La clase política y las elites dominantes tercermundistas y extra-europeas. «Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres», la frase del ex presidente argelino, Hauri Bumedian deja pocas dudas sobre la intencionalidad de la inmigración.
-Los pueblos generadores de emigración, incapaces de lograr un sistema de vida estable que permita a su gente quedarse en sus países de origen manteniendo un nivel de vida digno.
Islamofobia y manipulación
La Segunda Guerra Mundial supuso la victoria militar e ideológica de la democracia liberal en Europa occidental. Pocas décadas después, en los años 80 el sistema político vencedor entró en contradicción por el impacto de la inmigración del Tercer Mundo que ellos mismos habían propiciado.
Esta contradicción permitió sobrevivir a pequeñas formaciones políticas que habían surgido del bando perdedor en la SGM, que se movían en la marginalidad electoral y que habían sido perseguidas e ilegalizadas, y que se vieron de repente en medio de una lucha y una aspiración de poder político real. El sistema reaccionó con boicots (contra los ministros del MSI en Italia o ante la presencia de Jorg Haider en el gobierno de Austria) e ilegalizaciones como en el caso del Vlaams Blok, partido ilegalizado por la “justicia” belga cuando era la formación más votada en Flandes, ¿el delito? Asociación racista. El Vlaams Blok se refundó en el Vlaams Belang.
Las maquinarias jurídicas, estatales, policiales y propagandísticas del sistema se han puesto en marcha para «desactivar» a estas formaciones, si en un primer momento se optó por la persecución y la ilegalización. En las últimas décadas se han visto combinadas por una estrategia más sutil la manipulación. Una manipulación multiforme que consiste principalmente en dos tácticas que se completan entre sí:
a)De la anti-inmigración a la anti-islamización. Intentado perseguir, penar y estigmatizar cualquier oposición a la inmigración en base a criterios étnicos y demográficos, los partidos anti-inmigración sufren un acorralamiento estratégico del que no se puede salir más que deslizando la «anti-inmigración» a una simple «anti-islamización» el problema es que esta oposición a la islamización lleva volens nolens a un discurso basado en la defensa de los valores liberales y occidentalistas, precisamente los valores que han promocionado la inmigración.
b) Generalización y perversión del problema islámico. En segundo lugar manipulando y extrapolando el mensaje anti-islámico por parte de los intereses de potencias extra-europeas, principalmente Estados Unidos e Israel. Es curioso que mientras la llegada de miles de inmigrantes musulmanes a Europa es un hecho, también lo es que los Estados Unidos e Israel intentan legitimar con este anti-islamismo generalizado agresiones externas a territorios de pueblos árabes e islámicos que nada tienen que ver con la llegada de inmigración musulmana a Europa.
La tergiversación del problema islámico se puede constatar en iniciativas muy concretas como la web Politically Incorrect, a la que el presidente del FPÖ, HC Strache se refirió diciendo «en suma, estos señores se han desenmascarado a sí mismos como un lobby pro-israelí». En este sentido hemos de señalar el último disparate de Patrik Brinkmann, personaje muy ligado a PI y todas sus acciones, de proclamar la necesidad de crear una nueva OTAN con Europa, Estados Unidos e Israel para hacer frente a la «amenaza islámica mundial» o su intención de abrir una sucursal del movimiento anti-mezquitas europeo en Tel Aviv, semejantes ideas –y sus defensores– deben ser apartados radicalmente del movimiento identitario europeo.
Enrique Ravello.
Extracto del artículo que aparecerá en el número 3 de la revista Europae