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domingo, 13 de febrero de 2011

¿UNIÓN EUROPEA O UNIÓN MUNDIALISTA?



 La ratificación del nuevo Acuerdo de Asociación de la Unión Europea (UE) con Marruecos -que el próximo mes de junio debe votar el Parlamento tras el visto bueno de la Comisión- provocará un serio revés para los intereses del sector citrícola español y del valenciano en particular por la pérdia de empleo y el abandono de tierras de cultivo. No sólo desaparecerán determinados contingentes de fruta marroquí en el caso de las naranjas y se ampliarán los de mandarinas a partir de 2013, pues también las barreras de protección existentes hasta ahora a través de unos precios de entrada "se pueden dar por eliminadas", constatan los datos oficiales del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
Los diferentes países de la Unión Europea podrán colocar en el comercio cítricos de Marruecos a mitad de precio que los españoles. En naranjas el precio de entrada propuesto por la CE (0,264 euros por kilogramo) se situaría en el 50% del que un comercio español tendría a la salida del almacén de confección, una vez cubiertos los costes del productor, la recolección y el acondicionamiento del fruto (es decir, 0,514?/kg), explica el informe del IVIA. Y en el caso de las clementinas -donde Marruecos es el segundo exportador del mundo tras España- la relación sería idéntica, con cotizaciones de entrada a la UE de 0,484 ?/kg, un nivel imposible para un sector con unos costes mínimos -sin considerar el transporte a destino- de 0,747 euros por kilogramo. Hay que tener en cuenta que en el caso de los cítricos -otro cultivo muy perjudicado son los tomates- no sólo desaparecen el contingente de 300.000 toneladas para naranjas y se amplía hasta las 175.000 el de las clementinas, sino que se promueven unos precios de entrada inasumibles para el sector.

 Esta noticia, una más del incesante goteo de entre las medidas de axfisia hacia nuestros productores autóctonos, aparecía hace unas semanas en el rotativo valenciano Levante-EMV. Una medida que perjudica gravemente los intereses económicos europeos afectando especialmente a zonas locales en las que este tipo de producción supone una importante fuente de ingresos para un sector laboral que engloba a pequeños y medianos agricultores autóctonos así como puestos de trabajo. Una medida traidora y dolosa para Europa. Pero colmo afirma el rotativo asegura que, el pacto entre Bruselas y Rabat tampoco beneficiará al pequeño productor marroquí, ya que permanece ajeno a las políticas especulativas de alquileres masivos de tierras -sobre todo de olivar y cítricos- que promueve el Gobierno del reino alauita a través del llamado plan Marruecos Verde, que garantiza ayudas millonarias y ya está disparando movimientos especulativos de capital e inversiones foráneas en su incipiente sector agrario. Por lo tanto, la medida es además de traidora, mundialista y  destinada a destruir la localización y la peqequeña propiedad agraria en beneficio de intereses capitalistas.
Queda por saber, si entre los parlamentarios europeos quedan hombres y mujeres dispuestos a defender la identidad y los intereses de Europa y los europeos allá donde sean agredidos. o se plegarán en su conjunto a la especulación y las políticas mundialistas , sea por defender dicho proceso, sea por no existir una línea de defensa conjunta los intereses europeos allí donde sean dañados.
Por el momento esta es la acción de los vendidos burócratas de Bruselas. Habrá que ver también, si los europeos consienten estas políticas suicidas comprando lo más barato aunque vaya en perjucio de sus intereses y manteniendo con sus votos a los políticos traidores mientras se quejan de la destrucción de nuestro tejido agrícola e industrial con las consiguientes pérdidas de empleo y empobrecimiento de la población, o por el contrario hacen frente a este tipo de medidas consumiendo solo productos locales y castigando con su voto a los políticos corruptos y vendidos. Para luchar contra el mundialismo destructor y defender a Europa son necesarias también medidas personales. Consumir productos locales, comprar en pequeños comercios y dar la espalda  a las grandes compañías que deslocalizan la producción y el empleo, y a los grandes partidos cómplices del proceso. Apoyar las iniciativas políticas en defensa de lo autóctono. Actuar para difundir estos mensajes, organizarse y luchar.
La Acción empieza en Casa.


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