"El último lobo de Europa duerme en la floresta. Ha
recorrido mucho, ha atravesado los milenios. Ahora es el último y lo sabe. Uno
a uno fueron cayendo todos sus camaradas.
El lobo recuerda quiénes han sido sus perseverantes enemigos
y duerme y sueña con cada uno de ellos. En el sueño crece el recuerdo de las
legiones, de todos los hombres hermanos que ardieron en las profundas planicies
y que hablaban con los lobos, cuando solían encontrarse en el recodo de un
sendero, en un desfiladero o bajo un bosque de robles. Mucho fue lo que hombres
y lobos dialogaron a través de los siglos. Guerreros y lobos se juraron lealtad
y recordarse siempre cuando uno de ellos sucumbiera, cuando uno de ellos fuera
definitivamente el último."
Así inicia Juan Pablo Vitali una reciente y sugerente entrada en su blog. Un recuerdo hacia el que fue el principal animal totémico de Europa y sus guerreros, presente en sus momentos más gloriosos y parte esencial de nuestra mítica historia y del alma de nuestro Pueblo. Un toque de nostalgia, un reproche y un enérgico llamamiento a nuestras conciencias de europeos. El Lobo muere, ¿quedan hombres en Europa?.