Mineros de Castilla, León, Asturias y Aragón continúan la "marcha negra" desde localidades mineras como Benvibre y Villabino (León), Mieres (Asturias) o Andorra (Teruel) con el objetivo de llegar al Congreso de los Diputados el próximo 11 de julio, día de comparecencia de Rajoy. Tras una huelga y movilizaciones por parte de los mineros de Asturias que han puesto en pie de guerra a dicha comunidad autónoma, los mineros marchan decidiamente, pese al calor, con su casco distintivo, entonando el "Santa Bárbara bendita" y con el acogimiento caluroso y solidario de las poblaciones por las que pasa. Se trata de la tercera gran marcha minera en protesta por los recortes y abandono hacia el sector minero por parte de los gobiernos de los últimos treinta años, la primera en 1992, durante el gobierno del socialista Felipe Gonález y la segunda en el 2011 con el también socialista Zapatero.
Treinta años de ineficacia y desinterés por solucionar un conflicto previsible desde hace ya mucho tiempo. Ningún gobierno ha trabajado por reconvertir un sector ruinoso, por crear nuevas alternativas y formar a los mineros en otro tipo de actividades. Ningún sindicato ni partido de izquierdas ha propuesto alternativas válidas que no sean pedir más limosna para aguantar un sector herido de muerte. El resultado, miles de mineros que ven peligrar su puesto de trabajo, el sustento de sus familias y el futuro de sus hijos. Mineros que no han hecho otra cosa que trabajar en la mina. Y un futuro muy negro.
Los responsables, como siempre, los políticos que han gobernado durante los últimos cuarenta años, los partidos políticos que han tenido representación parlamentaria, los sindicatos vendidos al poder y las instituciones financieras privadas. Ahora, una vez más, el gobierno de turno, cede ante los poderosos oligarcas financieros y actua sin miramiento con los más frágiles, esta vez los mineros del carbón que en un arranque de desesperación avisaban a los representantes de los poderes oficiales: "Si nuestros hijos pasan hambre, los vuestros pagarán con sangre". Hoy son los mineros, mañana el resto de colectivos. Y mientras, los de siempre, discutiendo como solucionar esta crisis con medidas estructurales que supongan mayores beneficios a la oligarquía financiera a costa de los sacrificios de nuestras familias, conociendo perfectamente que la única solución exige un cambio radical de modelo económico.
Todo nuestro desprecio a los partidos políticos parlamentarios y a los sindicatos vergonzantes que intentan sacar rédito de la rebeldía minera. Todo nuestro apoyo a nuestros mineros y a los que hoy sufren el calor de la indignación marchando sin descanso por el futuro de sus familias. Una marcha negra contra un futuro muy negro.