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jueves, 7 de octubre de 2010

ALTURAS Y PROFUNDIDAD. Por Gabriele Adinolfi



Alturas y Profundidad. Por Gabriele Adinolfi.

Hay otros mundos, pero están en éste.
Ésta es una antigua afirmación de sabiduría que debe ser leída en más de una dimensión.
En esta ocasión quiero leerla por primera vez de forma simple, casi superficial.
Es lo mismo que el viejo aforismo: "Dos hombres miran a través de los mismos barrotes de una celda, uno sólo ve el barro, el otro las estrellas."
Esto significa que siempre se puede vivir con nuestros contemporáneos en el vórtice de sus carreras frenéticas hacia ninguna parte, en el rebuzno caótico de los debates televisivos o en talk show cuya temática es la nada, y todo esto mientras la totalidad de las cosas se dirige hacia la degradación: cultural, energética, biológica y espiritual.
¿Una degradación definitiva? Lo dudo. Las fuerzas humanas están dominadas por fuerzas también humanas. Todo aquello que debe ser – aparentemente en el bien y aparentemente en el mal - será.
No debemos angustiarnos nunca porque es estúpido y demasiado egocéntrico. Mi maestro, - recuerda Battiato - me enseñó lo difícil que es encontrar la salida del sol en el ocaso.
Sin embargo, éste es el sentido último y al mismo tiempo el primero de un desafío, tanto a nivel personal, como existencial, comunitario, y de civilización.
El amanecer es fresco, ligero, agradable y aporta en sí mismo la vida y el conocimiento, pero lo hace como una bailarina descarada e insolente, tal cual la intuyó el gran Federico.
Bien mirado se trata de escuadrismo, arditismo, futurismo.

Cuestiones de la aurora
Quien es capaz de llevar en sí mismo la aurora, hasta fundirse con el alba, también es capaz de actuar, de concretizar, de incidir en cualquier momento del día o de la noche.
Puede asumir lo aparente como esquizofrenia existencial que lo mantiene al mismo tiempo interior y exterior en las confrontaciones de la dinámica que observa y en las que está implicado. Puede vivir y vive con ese irónico distanciamiento metafísico que transforma la realidad: en el arte, la pasión, la tragedia y la poesía.
Así puede jugar con las cosas serias y, sobre todo, no tomar en serio las cosas graves.
Por lo tanto, puede - como Sorpasso Neuronico - vivir la política de corsario, no en busca de un traje de marinero que le haga sentir seguro, y poder tratar frente a nobles y villanos, con la conciencia de lf el personaje de Kipling.
Así puede hacer revolución cultural y acción social, como Casa Pound, combatir el mundialismo como Popoli (con el apoyo que no podemos olvidar, de Uomo Libero y de Casa Pound).
Así, puede crear un mundo paralelo sin distanciarse por esto, pero sin dejarse llevar, sin quedar atrapados por el frenesí de la representatividad que ha engañado y enfangado todos los extremos de esta época histórica.
Para muchos, todavía demasiado condicionados por los reflejos cotidianos, el alcance de este modus vivendi y su considerable inducido todavía no está completamente claro.
Y no me refiero sólo a aquellos que de una u otra forma no tienen la fortuna o el temperamento para compartir esto, sino también a muchos que lo viven desde el interior y desde luego no han completado aquella transformación del carácter y la mente que es necesaria y que, algunas veces aunque sólo instintivamente, preside esta dinámica artística, no-conforme y corsaria.

La Muvra y las cumbres
Entre los frutos de esta mentalidad y del encuentro con la gente de cierto temperamento tengo que reconocer con gran placer a la Muvra. El grupo excursionista nacido en Casa Pound, pero abierto a quienes deseen participar, lo que realmente sucede como he visto con satisfacción.
La Muvra - nombre corso del muflón - va a la montaña.
Durante décadas y décadas en nuestro ambiente he escuchado a menudo acerca de la importancia de ir a las montañas y ciertamente yo he conocido a hombres de las cumbres , como Maurizio Murelli y Peppe Dimitri.
Pero también conocí a muchos que entienden la montaña como una forma de distanciamiento snob para mirar el mundo desde lo alto. He conocido a fanáticos de sí mismos y de su rendimiento deportivo. He conocido a refractarios pura y simplemente de la vida cotidiana.
Yo que no soy alpinista pero que sin embargo amo la montaña, no es que sea precisamente entusiasta cuando se forman grupos más o menos comunitarios, normalmente cerrados, que van a la ascensión llevando a menudo a las cumbres, no su alma, sino el demonio de la gravedad que nunca han vencido.

Sobre el Gran Sasso y desde el Gran Sasso
El primer fin de semana de octubre la Muvra, que tiene poco más de un año de edad y un currículum impresionante de actividades montañeras, me invitó a su primer encuentro nacional. El sábado tuve que hablar sobre el alma del alpinismo junto a una guía de montaña del CAI (club alpino italiano).
Conociendo y admirando a algunos de los organizadores di mi consentimiento.
Puesto que no me gusta hacer el Toni Negri de la situación que habla con grandilocuencia como un profesor del proletariado, quise por ello participar primero en las actividades.
Así he podido disfrutar del clima cálido, alegre, no snob y absolutamente tranquilo que acontece en la Muvra y darme cuenta de que ya representa, en sí mismo, una obra de arte, el resultado de una re-volutio.
Sería suficiente su propia existencia - como ahora - para significar una acción organizativa y política. Porque quien sale con la Muvra avanza por senderos interiores pero desciende de vivac en vivac para llevar el conocimiento de las alturas. Quien sale con la Muvra no escapa de lo cotidiano, sino que se fortalece porque hace política, hace acción social y simplemente la eleva.
La eleva con ánimo ligero y con la sonrisa irreverente y metafísica de los que viven de verdad.
Yo creo en los símbolos, a condición de que se manifiesten solos.El sábado por la mañana fuimos a Campo Imperatore, donde se puede visitar el apartamento donde Mussolini fue mantenido cautivo, y de allí directamente hasta la cumbre del Corno Grande.
La radiante ascensión fue realizada por 24 personas. 24 personas y un perrito.
Para cualquiera que tenga un conocimiento básico del simbolismo germánico (24 es el número de la perfección rúnica) o en la cultura hindú (el espíritu que acompaña a las cumbres se disfraza de perro) puede comprender que se trataba de un gran augurio.
Pero no voy a divagar, porque de todo se trata menos de divagaciones, en cualquier caso de la búsqueda de un centro. Me remito al espíritu de la Muvra , algo extraordinario que espero sinceramente que cualquier persona sana pueda conocer.
No es difícil, es suficiente querer.

Artículo publicado en http://www.noreporter.org/, traducido y cedido gentilmente por http://areaidentitaria.blogspot.com/