Hace pocos días, el presidente de la república alemana, Christian Wulf, afirmaba que el Islam y la cultura hebrea fromaban parte del estado político alemán con estas palabras: “Sin duda el cristianismo y el judaísmo pertenecen a Alemania. Es nuestra tradición judeocristiana. Pero sin duda el islam pertenece a Alemania”. Sin embargo, es ahora la presidenta de su gobierno, la canciller Angela Merkel, la que subitamente parece haberse dado cuenta de algo que los movimientos identitarios avisan desde hace muchos años, y desdiciendo a la mayor autoridad política alemana afirma que la sociedad multicultural ha fracasado “esta perspectiva de una (sociedad) multicultural, de vivir juntos y disfrutar del otro (…) ha fracasado, fracasado totalmente”.
“A principios de los 60 nuestro país convocaba a los trabajadores extranjeros para venir a trabajar a Alemania y ahora viven en nuestro país (…) Nos hemos engañado a nosotros mismos. Dijimos: ‘No se van a quedar, en algún momento se irán’. Pero esto no es así”, sentenció la canciller.
¿Tendrán algo que ver las declaraciones del pasado mes del financiero socialdemocrata Theo Sarrazin que en su libro "Alemania se desintegra" decía cosas como que "no quiero que mis hijos y nietos vivan en un país donde se hable turco, las mujeres lleven velo y la vida gire en torno a la llamada del muezzín"?, ¿es casualidad que la Merkel eligiera para sus explosivas declaraciones el congreso de juventudes de su partido? o ¿quizás teme un posible aumento de votos del partido identitarioNPD que sin concesiones ni medias tintas defiende el mensaje del fracaso de la sociedad multicultural y del mundialismo desde hace años?.
En cualquier caso, la canciller Merkel se ha visto obligada a reconocer lo que la sociedad alemana y europea sabe ya desde hace tiempo, inquietudes que recoge perfectamente el NPD como en otros estados europeos sus diferentes homólogos.
Y reconocerlo tarde, cuando se ha ha sido parte activa importante en el proceso de inmigración-invasión que hoy padecemos los europeos, no vale.